Bryce Dallas Howard es la mejor del reparto. Ilumina cada escena con su belleza misteriosa y una interpretación que llega
Fuente : Diario Twilight
Me quedó una pregunta en los labios cuando apareció el fundido: ¿entonces, sólo es eso? ¿No hay Magia cuando se muere?
A la película le falta esa dimensión épica que se añora, y ese leve toque de romanticismo que tan sólo figura en la escena final con un beso y con un roce. Me quedó una pregunta en los labios cuando apareció el fundido: ¿entonces, sólo es eso? ¿No hay Magia cuando se muere?
Tres destinos que se cruzan con la Muerte como nexo. Muerte en grande y en pequeño, la hecatombe y la ordinaria. La certeza de otra vida que consuela. Es la historia de un después presentada sin poesía. Un éxito taquillero por el tema y por la mano que lo llevó a cabo.
Pequeña decepción cuando el espectador se marcha. Clint Eastwood nos conduce sin excesiva fortuna hacia su visión del onirismo. El resultado es austero, académico, como los planos que se encadenan y a los que falta encanto. No hay gloria ni grandilocuencia en esta película formalista, un conato apenas que defrauda por haber sido esperado.
Mientras que decenas de miles de humanos desaparecen tragados por un mar que todo arrasa, un niño atropellado condena a su hermano a la soledad más cruda. La Muerte siempre acecha generando el mismo drama. Muerte que revive al contacto entre dos manos.
La película está basada en un guión al que le falta vida, paradoja que sorprende pues la idea, interesante, merecería otra pluma. El clasicismo de las situaciones y de los diálogos, mecánicos y en exceso convenidos, nos alejan de ese cosquilleo en la piel que se anhelaba.
La fotografía abusa a veces de los claro-oscuros, con escasos acertados contrastes. Las escenas son exactas, demasiado quizás cuando se pretendía llegar a la esencia del alma humana.
La iluminación es tan rigurosa como el resto, sin esa magia que precisa un argumento que trasciende y que conduce a nuestro miedo atávico sobre el más allá de la existencia.
La música, del propio Eastwood, no acompaña en la medida que se necesita. Es pobre y no está inspirada, es fría y hueca, ausente cuando tantísimo se necesita. Un piano desgrana a destiempo sus notas sin conmover como el violín que llora.
Sin embargo, la interpretación es buena. Matt Damon nos ofrece un trabajo digno con matices de gran clase. Cécile de France, belga aunque no lo parezca, está acertada y la intensidad de su mirada trasciende.Bryce Dallas Howard es la mejor del reparto. Ilumina cada escena con su belleza misteriosa y una interpretación que llega. Se nos encoge el corazón cuando solloza en las escaleras, atrapada por la vida que rompió sus esperanzas cuando más las esperaba.
Algunos detalles son buenos, como esa gorra barrida por pies sin tiempo y que en su fuga salva. Charing Cross y más Muerte, en este caso provocada. A ‘Más allá de la vida’ le falta esa dimensión épica que se añora, y ese leve toque de romanticismo que tan sólo figura en la escena final con un beso y con un roce.
Es resultado es entretenido pues el tema se prestaba, lo que el éxito comercial confirma. Me quedó una pregunta en los labios cuando apareció el fundido: ¿entonces, sólo es eso? ¿No hay Magia cuando se muere?
